Noruega: el factor X de Europa Occidental (Primera parte)

Por: Jhon Jairo Armesto Tren

Demasiada tinta y pixeles se han desgastado -y los que faltan- porque el Premio Nobel de Paz 2025 quedó en América Latina, y concretamente en una figura de la clase tradicional política que figura en la oposición venezolana -a la cual muchas personas despiertas de un lado u otro de Cúcuta poco y nada les creemos basados en la evidencia tácita de su fracaso (con o sin dolo como se diría en lenguaje jurídico), aparte de su visión gregaria, hostil y de “mal necesario” sobre su paso por el territorio, sociedad y cultura de Colombia (no es xenofobia, es denunciar las malas costumbres que en toda la condición humana  se ven, pero que cuando son comunes en una sociedad, los resultados no son los mejores). Pero más allá de realizar una crítica sobre mojada a las falsas “derechas” de un lado u otro de Cúcuta, nos pasamos por alto los intereses globalistas de un país de la región de Escandinavia, que por muchos aspectos es punto y aparte en Europa Occidental -y en Occidente-: Noruega.

“Para acertar es necesario contradecirnos. Porque el Universo es contradictorio”

“Los filósofos no son cazadores de verdades

-Las verdades son cazadoras de filósofos”

“Toda paz se compra con vilezas”

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano. Cofundador de la Universidad de los Andes (1913-1994)

2 DE OCTUBRE: RETROSPECTIVAS

 

Hoy, a nueve años de los resultados electorales del Plebiscito del 2 de octubre de 2016, nos debe quedar claro que en administración pública, interpretación del Derecho y funcionamiento social, en la República de Colombia, al igual que en Los Simpsons, la comedia anglosajona del absurdo y los dibujos animados: la lógica simplemente no existe.

Y al irse la lógica, se va, entre otras virtudes del deber ser humano, la coherencia. Todos los que hicimos activismo frontal por el No -arriesgando incluso la integridad física o la vida, en el antecedente contemporáneo más grande de corrupción y fascismo gubernamental legalizado en nuestro país-, le hicimos el juego al Régimen. Sí, a ese mismo Régimen donde vendieron el Plebiscito que tenía unas reglas del juego e implicaciones claras resumidas en una: ¡NO ES NO! Ese fue el mismo régimen que hizo fracasar una presidencia de Marta Lucía Ramírez y de Alejandro Ordoñez, que utilizó los canales globalistas, el Estado y el terrorismo digital de los grupos que estaban aún en armas para perseguir a medios como El Nodo Colombia. Ese mismo Régimen que puso con la triada de fraudes a Iván Duque a usurpar la Presidencia para que le pavimentaría con su incompetencia y falta de principio de autoridad (sumando la corrupción y oscuridad de muchas cosas que sucedieron en dependencias del Estado que se normalizaron en el Actual) la llegada del progresismo al poder en 2022.

Ese mismo Régimen que muy seguramente, contra todo pronóstico o juego de los más de cien precandidatos a la Presidencia  -salvo los que se la juegan por ir al Congreso, a las elecciones regionales de 2027 o porque están planillados en el Gabinete del mejor postor- terminará colocandonos a escoger entre Roy Barreras como candidato del actual oficialismo progresista contra el ex ministro Juan Carlos Pinzón como un comodín respetable de una derecha fragmentada, mediocre y sin ideas de mejora y construcción de país soberano, próspero y sin terrorismo; con el reciclaje del santismo al que le salió muy mal haber apoyado el experimento Petro.

En lo personal, el auto-exilio no sería la vía para semejante, ya que me comprometí con Bogotá y el periodismo bogotano hasta 2029 en la Mesa de Medios Comunitarios y Alternativos. Las instancias de participación no son un juego.

FACTOR NORUEGA: MONARQUÍA JÓVEN, “PROGRE” Y FILIBUSTERA

Como dijera en un último monólogo la escritora Carolina Sanin sobre la rivalidad de Petro y Uribe se encuentra “en la imaginación política de los colombianos” refiriéndose al arribismo en muchos, pero para mí una búsqueda legítima de orígenes, como lo es mirar nuestro ancestro en las aristocracias o las familias de España y Europa. ¿Acaso sería ilegítimo frente a un ejercicio similar en la búsqueda de raíz indígena, o de nobleza de algún reino africano o de ascendencia judía o árabe? Lamentablemente, conozco a muy pocos colombianos que al llegar o buscar el culmen de un título nobiliario o una unión matrimonial, abandonan las formas clasemedieras o los antivalores natos de nuestra sociedad ya podrida. Oligarcas y sus descendientes, los conozco a la mayoría -soy un rico asintomático, por algo mi nicho es Chapinero-, pero verdaderos caballeros y damas, no sumo diez a quince en toda mi vida.

Ese arribismo, es el que hace que personas como Juan Manuel Santos, que tienen un poco más de alcance a círculos internacionales, a como dé lugar asciendan para ser los reyes tuertos en el país de ciegos. Conquistar un Nobel de Paz, y ahora, pelear con su pupilo-rival, el peor Mandatario en cuarenta años que ha tenido este país, nada más y nada menos que la Secretaría General de la Organización de Naciones Unidas, es simplemente llevar la concentración de poder, el acaparamiento de espacios políticos y el arribismo de municipio de sexta categoría al plano internacional.

Pero como en todo negocio: Noruega ni las potencias derruidas de Occidente dan “puntada sin dedal”.

Me permito citar la más reciente columna del patriota, artista plástico y columnista colega mío en KienyKe Oscar Salas sobre las motivaciones del citado Galardón:

“(...) Vale recordar que, con un pequeño grupo de amigos, pintamos pancartas denunciando la compra del Nobel por parte del vanidoso Santos y realizamos un plantón frente a la embajada de Noruega en Bogotá, en donde fuimos recibidos por un grupo del ESMAD que nos superaba en número, lo que le añadió simbolismo a un gesto minoritario, pero cargado de lucidez, porque en ese momento casi todo el discurso internacional giraba en torno a la llamada “paz histórica”, y quienes nos oponíamos fuimos tachados de retrógrados de ultraderecha. Considerábamos que una paz sin verdad ni justicia era una forma de impunidad política. Sabíamos muy bien que disentir del relato oficial era un acto subversivo.

Por otra parte, Noruega quería posicionarse como adalid de la paz negociada, así costara la libertad de pueblos como los de Colombia y Venezuela. No les importó que Santos se burlara del NO vencedor en el plebiscito, uno de los más graves ataques a la democracia del mundo en toda su historia.

(...)  Ya era hora de que se redimiera Noruega luego de tantos errores que han costado dolor y sufrimiento a nuestra región. Haber sido garante de los diálogos de Santos con las FARC y de la oposición venezolana con los chavistas quedará como una mancha que no podrá ser borrada, aunque algunos consideran que Noruega actuó de buena fe con su modelo de “neutralidad”.

(...) Lo cierto fue que terminó favoreciendo a quienes mejor manejaban la manipulación diplomática. Lo único que queda claro es que su papel ambivalente de mediador global es muy discutible. Lo que presenciamos ahora es una especie de acto de contrición histórica de Noruega y de la diplomacia europea, que durante años dialogó con dictaduras creyendo que eso las moderaría y, también, una forma de reconectar el Premio Nobel de la Paz con su sentido original, premiar la defensa de la libertad y la dignidad humana, no solo el final de un conflicto.

(...) El de 2016:

“Al otorgar el Premio Nobel de la Paz de este año al presidente Juan Manuel Santos, el Comité Nobel Noruego desea alentar a todos los que se esfuerzan por alcanzar la paz, la reconciliación y la justicia en Colombia.” (FALSO)

“El propio presidente ha dejado claro que continuará trabajando por la paz hasta su último día en el cargo.” (FALSO)

“El Comité espera que en los años venideros el pueblo colombiano pueda cosechar los frutos del proceso de paz y reconciliación en curso.” (FALSO)

“Se ha sentado gran parte de las bases para el desarme verificable de la guerrilla de las FARC y para un proceso histórico de fraternidad y reconciliación nacional.” (FALSO)

“La guerra civil en Colombia es una de las más largas de los tiempos modernos. El premio busca alentar a las partes a continuar el proceso de paz.” (FALSO)

Bueno, los negocios turbios fueron una constante durante la Administración Santos Calderón (2010-2018) a nivel de Noruega, Inglaterra (las oficinas “prestadas” en el edificio de Planeación Nacional para Tony Blair) y los celos de los otros países europeos para venir a hacer negocios (o saquear los recursos del país)...incluyendo la reapertura de la embajada de Finlandia en 2017, un año después de los hechos. Nadie podía dejar de quedarse sin su tajada en nombre de la paz…

Pero, el caso de Noruega como país, es algo que hablaré en mi segunda columna. Su particular forma de ver el mundo, historia y fuentes de financiamiento son factores claves para ver por qué los Premios Nobel de Paz son los escenarios para dirimir las peleas globalistas, o para donde apuntan sus intereses.

PUNTILLAS

  1. Increíble ver cómo los círculos petristas en Whatsapp muy internamente cuestionan que el oro confiscado por la Sociedad de Activos Especiales-SAE (que dice el Presidente que son lingotes),  en un país que, lamentablemente tiene más del 70% de su oro de orígen ilegal (condenando al sur de Bolívar a una pobreza y violencia artificiales, siendo una de las regiones más prósperas del Caribe y del país), se use para ayudar a los refugiados de Palestina (cosa que no está mal), pero que haya víctimas del Conflicto Armado que tiene ya resolución con orden judicial para el cobro de sus indemnizaciones con procesos de más de quince o veinte años y no han recibido un peso del Estado. El duquismo abrió desaforadamente las fronteras con una excusa humanitaria que ha atizado los conflictos sociales, idiosincráticos, políticos y de infiltración anticolombiana (ya sea del Régimen chavista o de la oposición heredera de la Cuarta República que fue hostil a Colombia) para tener nuestro país como vividero o teatro de operaciones para la delincuencia transnacional.
Abstract
Su particular forma de ver el mundo, historia y fuentes de financiamiento son factores claves para ver por qué los Premios Nobel de Paz son los escenarios para dirimir las peleas globalistas, o para donde apuntan sus intereses.