¡A las cosas cucuteños!

Cada cierto tiempo, cuando llegan algunas fechas cabalísticas se aumentan las teorías conspirativas sobre el fin del mundo. Las viví en 1996 y en 2012 y las vivo ahora, porque no sé si se vaya a acabar el mundo antes del año 2030, pero la República de Colombia y su democracia liberal como la hemos conocido pueda llegar a acabarse y pronto si los presagios del triunfo indiscutible al que han llegado muchísimos analistas de talla internacional de una casi segura presidencia de Gustavo Petro; o ante los no menos desalentadores continuismo del régimen cuasi aristocrático santista o al arribo de un populismo de clase media baja con Rodolfo Hernández. El duquismo en ejercicio actual en el poder realiza demostraciones de ineptitud, falta de realismo en sus prioridades y desconexión que van a acelerar el proceso de decadencia de la sociedad y el Estado colombianos.

“Mientras más graves sean los problemas, mayor es el número de ineptos que la democracia llama a resolverlos”

“La sociedad del futuro: una esclavitud sin amos”

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano cofundador de la Universidad de los Andes (Cajicá, Cundinamarca 1913-Bogotá D.C. 1994)

No se me olvida cuando antes del 2018 era asiduo oyente del programa fundado en 2004 por el ex ministro Fernando Londoño Hoyos, desde que empecé a oírlo diariamente desde 2012 cuando en la sección “Al Oído” cuando regañaba al periodista William Calderón con la frase que el filósofo, periodista y escritor José Ortega y Gasset decía antes de la fatídica Guerra Civil Española por los resultados nefastos que traería para el futuro de dicha nación hasta el día presente: “¡Españoles a las cosas!” se transformaba de un grito histórico de dolor frente a la decadencia de un pueblo al que el mundo entero le debe la civilización, a un simple regaño a William cuando sus comentarios o temas se salían del libreto del programa –o más bien del ego y voluntad del director como suele suceder en la radio-, en un “¡A las cosas William, a las cosas!”. A Fernando Londoño los periodistas y comunicadores independientes de derechas y centro-derechas le debemos el ejemplo que permitió construir en Colombia medios de comunicación digitales y tradicionales de contenidos de resistencia –o de lo que se denomina actualmente “batalla cultural”- que han cambiado junto a los avances de la influencia social de las redes sociales y la telefonía celular inteligente en la última década pasada e inicios de la accidentada década actual.

Por eso es bueno traerlo a colación, porque al oír por podcast –consumo más podcast, radio y YouTube que televisión hace muchos años, con excepción de la etapa dura de cuarentena del año 2020- el segmento en Antena 2 , la emisora deportiva de RCN Radio del analista deportivo Carlos Antonio Vélez Palabras Mayores, hace unos días hablaba de la posible intervención del Gobierno Nacional bajo cuerda, no desde el Ministerio del Deporte ni siquiera, que sería la entidad competente para el tema, sino desde el uso abusivo de las especialidades de Derecho comercial y administrativo a través de la Superintendencia de Industria y Comercio –entidad regida por Andrés Barreto, conocida cuota política directa del círculo de amigos del Presidente de la República Iván Duque, especialmente el ex concejal de Bogotá y ahora candidato líder de la Cámara de Representantes de la ciudad Andrés Forero- quiere tomar como “causa nacional” el regreso al Fútbol Profesional Colombiano del Deportivo Cúcuta, propiedad de un personaje bastante oscuro y de triste recordación para Norte de Santander como lo es José Augusto Cadena –tal vez uno de los personajes más cuestionados, denunciados e implicados en todo tipo de faltas disciplinarias y acusaciones de delitos en Colombia-.

El analista Vélez, que es reconocido como un “uribista pura sangre” –afortunadamente de manera reciente vuelvo a recuperar la alegría de ser odiado por esos personajes-, que incluso rechazó públicamente un ofrecimiento del mismo ex presidente Uribe para integrar las listas del Senado de la República del Partido de Gobierno en los comicios del próximo 13 de marzo, no sin antes adular al Duquismo como la octava maravilla del mundo, como lo hace Luis Carlos en La F.M., rechaza tajantemente la injerencia del Estado en asuntos internos de reglamentación comercial y vida de los equipos de fútbol. La Federación Colombiana de Fútbol hace parte de la FIFA –Federación Internacional de Fútbol Asociado-, cuyos estatutos de manera clara y explícita prohíben cualquier tipo de injerencia económica, política o administrativa en las federaciones nacionales y su jurisdicción para evitar la instrumentalización del deporte con motivos políticos y religiosos, dado que la filosofía del fútbol y en general del deporte es unir a los países y poblaciones por encima de las causas de conflictos, que fueron terribles y constantes durante el siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI.

Es irónico que el mayor promotor de esa naturaleza de regalar la autonomía y soberanía del país firmando todo papel higiénico, servilleta usada o papel sellado como un tratado internacional impuesto por alguien que es más alto, blanco y habla un idioma raro diferente al de nosotros. Este Gobierno ha llevado al culmen el multilateralismo y el globalismo consolidado desde hace décadas en nuestro suelo patrio, formando de forma negativa parte de nuestra vida jurídica, social y política esa costumbre de andar agradando a los demás antes que hacer lo correcto por su propio pueblo.

La manipulación política del fútbol sobre todo en los gobiernos Santos y el actual es obvia y no admite mayores discursos (independientemente de los resultados de la Selección Nacional); la noticia de la posible llegada de un gran Premio de la Fórmula 1 que implica la inversión en un escenario de automovilismo en Barranquilla tan necesitado por los deportes a motor de todo el país desató una guerra de haters en las redes sociales…pero…imponer a un equipo de fútbol que regrese no solamente a la vida jurídica sino de nuevo a la categoría de Primera División del Fútbol cuando el reglamento colombiano dice que debe regresar de ceros, es decir a la Segunda División Profesional…sería muy bueno en el país de los abogados titulados en exceso y de los abogados sin título que pontifican de autos y motos, de política, de religión y de la vida privada de los demás, qué implicaciones legales tendrá que una resolución de la Superintendencia de Industria y Comercio para que una empresa en liquidación regrese a una disciplina deportiva tendría para otros casos deportivos o en otras esferas profesionales. ¿Y la Superintendencia de Sociedad? ¿La DIAN? ¿El Ministerio de Hacienda? ¿Nadie va a opinar sobre algo propio del espectro económico y empresarial del país?

Bueno, en eso, en las erráticas reformas tributarias, la megaburocracia (donde la panela es obligatoria por ley para endulzar el café y nunca hay en las entidades del Estado) y la incoherencia de atacar al sector minero energético, al petróleo y mantener al agro en sus dimensiones de poco desarrollo, además de un falso discurso de país emprendedor…Esa ha sido la clase de sello del duquismo/uribismo en el poder…

“¡Que Dios proteja a Cúcuta y a Colombia!” ante la serpiente del despotismo ilustrado del cada vez más cercano a salir gobierno de transición…

Abstract
la República de Colombia y su democracia liberal como la hemos conocido pueda llegar a acabarse y pronto si los presagios del triunfo indiscutible al que han llegado muchísimos analistas de talla internacional de una casi segura presidencia de Petro.