Limitémonos a informar

Era un día normal en Bogotá, de los mismos que trascurren con tráfico, noticias alarmantes y prisa de la rutina. Sin embargo, para mi, aquel día era diferente, pues ingresaba a la Escuela de Comunicación Social y Periodismo. Los rostros de todos nosotros, los “primiparos” reflejaban la exacta sensación de conocer algo nuevo por primera vez y que duraría por los próximos cinco años: ansiedad, incertidumbre y deseos de competir.

Los años pasaron y, desde entonces, una de las mayores enseñanzas que he tenido es que el verdadero periodista reúne sensaciones, conoce “mundos”, escucha y transmite. Equivocado está el que piensa que impone sensaciones, “divide mundos”, escucha y juzga. Debo reconocer entonces, que al igual que muchos colegas, he caído algunas veces en el afán de contar una noticia, lo que me llevó a haber dejado de lado la premisa de investigar para “contar desde todos los frentes”, a permitirme ser guiada por la emotividad de mis posturas personales para emitir trinos de opinión y no informativos y a juzgar situaciones que ameritan ser fríamente compartidas. Si, yo también he errado a pesar de pasar por la universidad. 

Ahora bien, es frente a ustedes que decido contar mi reflexión, la cual hago a partir del bochornoso trino emitido por la periodista María Jimena Duzán, donde pide explicaciones a la representante Jennifer Arias por una fotografía de esta, disfrazada en Halloween durante su juventud en lo que evidentemente es un estudio fotográfico; ah, porque si Duzán no investigó antes de emitir este juicio, Arias fue modelo. Si vuelvo a mi premisa de no juzgar sino transmitir la información, estaría ya errando en mis argumentos, pero ¿cómo no voy a levantar mi voz de rechazo y reclamo a quien ganó un Premio de Periodismo Simón Bolívar? ¿No debería ser ella quien nos de cátedra a quienes apenas empezamos en este oficio de cómo hacerlo de manera íntegra?

Es evidente que la misma velocidad con la que va el mundo nos hace retarnos a transmitir de la misma manera, pero también nos hace soñar en estar dentro de las tendencias del día, no en los titulares, pues la popularidad del periodista ahora da por el hashtag que protagoniza y los seguidores que tiene. Es lamentable, pero, la opinión pública, ha dejado de valorar el trabajo duro de quienes a veces, sin muchos recursos hacen la juiciosa tarea de investigar, contrastar, contar e informar. Y, en cambio glorifican a quienes con amarillismo la crean.

Lo cierto es que hablar de periodismo en un mundo donde se considera que todo aquel que tenga un celular y acceso a redes pueda informar, vuelve más tediosa la tarea de aquellos que nos hemos y seguiremos formado para hacerlo con ética. Invito a todos aquellos que ejercen esta labor a que retornemos a lo básico, nuestra responsabilidad es enorme, porque una información mal emitida puede crear un rio de opiniones, un abismo de juicios o, arruinar a personas. No por nada, desde la época de Montesquieu, los medios de comunicación son llamados el cuarto poder.

Abstract
Es lamentable, pero, la opinión pública, ha dejado de valorar el trabajo duro de quienes a veces, sin muchos recursos hacen la juiciosa tarea de investigar, contrastar, contar e informar. Y, en cambio glorifican a quienes con amarillismo la crean.