¡El bien siempre triunfa!: Operación milagro

Por: Jennifer Gallón @JenniferGallonM

Ante tantas malas noticias, conspiraciones, cortinas de humo y demás planes de las fuerzas oscuras que tratan de medrar nuestra integridad como Nación y sociedad, un suceso reciente que es otra muestra de que cuando el pueblo colombiano y sus Fuerzas Armadas se unen, hasta lo que parece imposible se logra. La “Operación Milagro” donde se logra rescatar a los cuatro menores de edad desaparecidos en las selvas pertenecientes al departamento de Guaviare y cercanías al Parque Nacional Natural Chiribiquete, ha unido al país y ha reconstruido el tejido social y humano de la Colombia Profunda, defendiendo los Derechos de los más vulnerables: la primera infancia y los animales.

Esta columna está dedicada a todos los efectivos de nuestro Ejército Nacional y a los cabildos y guardias indígenas de los departamentos del Meta, Vaupés, Guaviare, Vichada y Guainía.

Esta será una columna breve, porque la alegría nos debe mover como país en este momento, no obstante, nos hace falta Wilson, hoy en día es el perro más amado de Colombia y esperamos desde nuestras oraciones y buenos deseos para que regrese a la libertad en medio del cariño y gratitud de las Fuerzas Armadas. No fue el marxismo cultural ni el ecologismo extremista quien nos enseñó, sino el honor militar hace milenios, que los animales son los mejores amigos del ser humano, leales y capaces de lograr lo imposible con un amor incondicional, ese que solamente tienen las madres, los hijos y las mascotas.

¡No en vano, en las Fuerzas Militares y de Policía perros y caballos son sepultados con honores y hasta son ascendidos con graduación de oficiales!

Ha quedado demostrado que a pesar de las narrativas y relatos construidos desde 2019 contra las Fuerzas del Orden en Colombia, unidas a conspiraciones contra el orden público que curiosamente se dieron al mismo tiempo en otros países de la región, las Fuerzas Militares y nuestra POLICÍA DE TODOS LOS COLOMBIANOS sigue siendo la entidad más prestigiosa para la sociedad, pese a la ya analizada y reconocida falta de credibilidad en partidos políticos, instituciones y hasta el mismo sistema democrático. Es tanto el amor del pueblo por sus héroes -que son ese mismo pueblo, los hijos que son escogidos para con las Armas e Insignias de la Nación defender la existencia de nuestro Estado-, que por primera vez un hecho no deportivo, no un partido de fútbol fue lo que incidió en las tendencias de redes sociales, las agendas de los medios de comunicación masivos e independientes, y además lograron que la civilización Occidental -a la que todos pertenecemos- se uniera con los verdaderos representantes de la ancestralidad, con estos indígenas patriotas que como nadie junto a nuestros soldados campesinos conoce y maneja los terrenos más agrestes e imposibles para cualquiera de nosotros. Su misión: no descansar hasta traer con vida y a salvo a esos niños perdidos por casi cuarenta días a los brazos de sus padres.

Durante días y noches la tecnología, entereza y valores de nuestros Héroes y Heroinas se unieron a las largas e infatigables caminatas de las Guardias Indígenas de diferentes comunidades, cabildos y reservas de Vaupés, Amazonas, Meta y Guaviare. Aquí dejó de existir ese fantasma inventado por el Régimen llamado polarización, derramando odio irracional entre colombianos de todas las condiciones y procedencias.

Finalmente, bajo los cuidados primero de la Brigada en San José del Guaviare y ahora en el Hospital Militar Central en Bogotá, con medicina de la más alta calidad, estos niños volverán a sus hogares y serán el inicio de una nueva semilla de esperanza para esa Colombia Profunda que tan solo escuchamos en campañas políticas, retóricas de cajón y discursos que se vencen tan pronto se dejan de contar los votos en las urnas.

¡Hay esperanza! ¡Colombia es un gran país con una gran gente! Si aún podemos movilizarnos en tan poco tiempo por la vida de nuestros niños, niñas y adolescentes; es porque la vida se encuentra como el supremo de los valores nacionales, que debemos recuperar en el día a día de la vida cotidiana.

¡Gloria a Dios! ¡Larga vida a nuestro Ejército Nacional! ¡Vivan nuestros pueblos ancestrales de la Amazonía, corazón del mundo! ¡Vivan los niños, niñas y adolescentes de Colombia!

Abstract
¡Gloria a Dios! ¡Larga vida a nuestro Ejército Nacional! ¡Vivan nuestros pueblos ancestrales de la Amazonía, corazón del mundo! ¡Vivan los niños, niñas y adolescentes de Colombia!