Alianza democrática: sí; Duquismo: ¡nunca más!

Por: Jhon Jairo Armesto Tren

El duquismo fue el último gobierno de la etapa posbipartidista, es decir de la ruptura de la dualidad que mantuvieron en el dominio político colombiano los partidos tradicionales Liberal y Conservador, fundados a finales de la primera mitad del siglo XIX y que desde la conformación del Frente Nacional en 1958 de manera pactada directamente por dieciséis años inicialmente, y de manera indirecta desde 1974 hasta 2002, sus pugnas, facciones y grupos manejaron el país de acuerdo a su antojo. Álvaro Uribe Vélez fue el temor dentro del Partido Liberal y ante la supuesta “izquierda democrática” por haber destruido la hegemonía de élites parásitas citadinas fomentadoras de guerras, discursos, movimientos armados, dinámicas económicas ilegales e incluso pactos oscuros para quitar de en medio liderazgos que no le fueran funcionales. Iván Duque Marquez, antecesor del actual Jefe de Estado y Gobierno -y causante de su triunfo- pide ahora la Alianza Democrática que esta fuerza defensora de la democracia liberal, el institucionalismo y los valores de Occidente, desde la Oposición hace más de una década pedía. ¿Para qué? ¿Es buena idea?

SALVAGUARDA LEGAL

El presente artículo está amparado por el artículo 20 de la Constitución Política y por el artículo 13 de la Ley 1909 de 2018 o Estatuto de Oposición.

“SIN teoría de la autenticidad la noción de ideología carece de fundamento. Para que valga la pena falsificar billetes se requieren emisiones legales.

Ideología e hipocresía son siempre parásitos”

“NO todos los vencidos son decentes, pero todos los decentes resultan vencidos”

“A madurez del espíritu comienza cuando dejamos de sentirnos encargados del mundo”

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano. Co fundador de la Universidad de los Andes (1913-1994)

LA JUSTA MEDIDA Y GRATITUD

La Justa Medida, es el nombre que le tengo a una columna que tengo con los colegas de Al Poniente para Antioquia. Allí, trato de hablar como poco acostumbra este país en todo el espectro ideológico, de las problemáticas de la Escuela Superior de Administración Pública-ESAP, de la educación superior pública -y la resistencia contra la ruptura de la autonomía, el dominio cultural-armado marxista y la ruptura con la ciencia- y las políticas públicas del Estado. La Justa Medida viene por el Justo Medio, que según Santo Tomás de Aquino es la finalidad de la búsqueda de la verdad por parte del ser humano.

Por esta razón, y pese a las múltiples pugnas, despidos y roscas de los grupos de poder que realmente gobernaron al país entre 2018 a 2022, hubo un grupo de mujeres y personas que enriquecieron las políticas públicas e hicieron que el país siguiera a flote en muchos aspectos. Nombres como María Fernanda Suarez, Martha Lucía Ramírez, Ángela María Orozco -a pesar de sus viceministros y posiciones ambiguas sobre el transporte privado urbano-, Raizza de Luque -primera Consejera Presidencial de Colombia-Joven en la Administración Duque-, Carolina Salgado, Carmen Inés Vasquez, Katherine Rodriguez López -abogada con experiencia amplia en el sector público y Consejera Presidencial Encargada de Infancia y Adolescencia-, Ana María Tribín, Alicia Arango, María Victoria Angulo, Nancy Patricia Gutierrez y pese a sus formas, ha sido ejemplo de firmeza femenina en el orden del Estado (aunque no estoy de acuerdo en la versión de los uribistas radicales en que sea la culpable de las fallas congénitas del ex Jefe de Estado anterior) María Paula Correa.

Para ellas, mi cariño, admiración y respeto, por su vida, trayectoria profesional y patriotismo.

MUCHO AYUDA EL QUE NO ESTORBA

David Porras, que si bien es un jurista y líder político que para nada está en mi ámbito ideológico, tiene grandes destellos de sentido común, humanidad y análisis coherente de la realidad -debe ser por eso que desde 2022 tenemos amistad respetuosa-. Y me acordé de una frase en una de sus entrevistas dada la persecución por parte del fraude y empresa criminal viviente de Rodolfo Hernández en su contra durante la Segunda Vuelta Presidencial ya lejana -y de cuyos estragos aún no se recupera ni mi vida crediticia ni mi confianza en nadie-, cuando decía: “la sabiduría popular expresa muchas cosas, “dime de qué presumes y te diré de qué careces””. Y eso mismo podríamos decir frente a una de las tantas canciones del músico guatemalteco Ricardo Arjona: “mucho ayuda el que no estorba”. Y las personas que pese a que nuestro sentir es la imaginación y las ideas, y que la vida nos ha abocado en diferentes momentos a ejercer oficios pesados, sabemos que nada daña más las relaciones de un grupo social que la gente recostada o saboteadora. En entornos sociales con dinámicas mafiosas, “los quitan de en medio” no propiamente con regaños ni demandas…

Iván Duque Marquez, su núcleo familiar entero -a excepción de su esposa, que no se ve mala persona- y los grupos de interés que están a la sombra debido a que representan el arribismo de la clase media alta bogotana y de la clase media baja que se cree clase alta conquistando el poder de Colombia. Predije en 2018 que un gobierno de ese personaje nos llevaría a la ruina, inclusive hablé en su momento en la oficina de Santiago Valencia, en ese entonces representante a la Cámara por Antioquia de fortalecer la narrativa de una hegemonía de los tres colores, es decir de las tres tendencias de la centro derecha colombiana para que durante 12 años se reconstruyera el tejido social, la legalidad rota por la imposición de los acuerdos de La Habana por encima de la voluntad popular en 2016, junto a muchos cambios. La centro derecha colombiana perdió por culpa del Pacto de Élites que empoderó a las FARC, eligió a Duque y permitió las asonadas golpistas durante cuatro años; a cambio de puestos, burocracia y un poder temporal…pero eso somos…

En el peronismo y el sector institucional hay más de veinte nombres en cada lado para la aspiración presidencial de 2026 -donde desde julio, y ahora con más gasolina dada la conquista ilegal del Oficialismo de la Rectoría de la Universidad Nacional, la cuál había eliminado la  vagabundería, el refugio de actividades criminales y la decadencia de su campus en las rectorías de Wasserman, Mantilla y Dolly Peñaranda- mover, no ahora, sino para ese año, así el Oficialismo pierda las elecciones, si regresamos al poder, o gana una centro izquierda de la mano de Claudia López y la disidencia de la Alianza Verde, amarrarán al nuevo Mandatario con una convocatoria ajena a su Gobierno bajo alguna argucia legal que lo obligue para evitar una nueva oleada de violencia urbana disfrazada de protesta social, sumado a la legalización de las Guardias Urbanas, Étnicas y Populares, que no es más que el regreso de las fuerzas de choque de los partidos políticos en la Europa de principios del siglo XX.

Duque fue el Jefe de Campaña gratuito del progresismo para que muriera la autonomía universitaria, el legado de paz del Frente Nacional y que la legitimidad de las Fuerzas Militares, Policiales y de Seguridad del Estado pierdan legitimidad y terreno frente al empoderamiento de fanáticos políticos, la delincuencia común y su consecuencia natural, la respuesta de grupos que empezando por tomar justicia por mano propia, terminen degradados en criminalidad. Prohibir con “articulitos” el hombre de paja del que llevan hablando desde 2005 que es el mal llamado “paramilitarismo”, no sirve, pero hacer campañas de odio en internet señalando personas, tendrá como resultado una violencia desconocida desde hace menos de treinta años en las ciudades del país.

EPÍLOGO

Hasta ahora, liderazgos serios que despunten son Miguel Uribe y María Fernanda Cabal. Paloma Valencia, con quien tengo gratitud por haberme apoyado en tomar con valentía el ejercicio periodístico, solamente espero que pueda despegar en su candidatura. Ojalá Rafael Nieto Loaiza, persona amiga de esta casa, cuyo talento y perspectivas de jurista y estadista aún no son conocidas por el país, lo quiero ver no solo de candidato, sino como un triunfador con principios en esta candidatura (aunque tendrá que cambiar de estrategias, ampliar su círculo y ser más de pueblo y de calle, consejo válido para todo, debido a que el clasismo, y a los estereotipos).

Pero a nadie, absolutamente nadie le conviene que la sombra del “ex” siga detrás de sí. No me refiero a Álvaro Uribe, quien es el fundador, dueño de la marca del CD y con sus muchas sombras y grandes luces, el político más exitoso y fundamental en la historia colombiana de principios del siglo XXI, quien debe ser el orientador y líder del uribismo y la centro derecha en cuanto a imagen de liderazgo. El otro “ex”, fue un mal capítulo inicial de una pesadilla. Su mezquindad se refleja en querer usurpar los zapatos de quien lo llevó al éxito de la esfera política.

Todos, desde ya, debemos ser voceros y apoyantes ciudadanos de la Alianza Democrática, pero condenar, al menos los que somos del azul rey y azul cielo de los colores de la hoy oposición, no tomar ese jugo de naranja envenenado del continuismo del peor gobierno que ha tenido el país en cuarenta años.

¡Alianza Democrática!: Sí; ¡Duquismo: NUNCA MÁS!

Abstract
Hasta ahora, liderazgos serios que despunten son Miguel Uribe y María Fernanda Cabal. Paloma Valencia, con quien tengo gratitud por haberme apoyado en tomar con valentía el ejercicio periodístico.