Que empiece el debate

El senador Gustavo Petro de la  Colombia Humana, no le salió a un debate al también senador  Jorge Enrique Robledo,  sobre el cambio climático; frente a esa situación no se necesita hacer mucho esfuerzo para saber que las propuestas de Petro acerca del  tema son bastante etéreas y por lo tanto difíciles de defender; en consecuencia está demostrado que el candidato presidencial del Pacto Histórico antes que poseer sindéresis en lo que respecta a  los asuntos capitales que le interesan al país, lo que si tiene es  una buena clientela electoral que lo sigue ciegamente sin que le interese si sus propuestas son viables  o  no; por ese motivo el debate fecundo  de las ideas debe ponerse inmediatamente en escena, sin  asuntos  vedados, para que la ciudadanía entienda y discierna, cuál es el sistema político que quiere para el país.

Además Gustavo Petro plantea que hay que  cambiar el régimen; entonces  surge  una pregunta ¿con cuál modelo? Pues de antemano se sabe que  no será  ninguno de los que está  dentro de   la democracia, en razón de  que en su alianza política hacen presencia partidos y grupos que pertenecen a lo más trasnochado del marxismo; por ende el debate   se debe centrar en el modelo económico, la paz política, el narcotráfico, la seguridad, tierra y territorio, las  reformas inaplazables, relaciones internacionales, autogestión y  por supuesto el cambio climático en donde damos por descontado  que Petro no da ni para adelante ni para atrás; claro que hay mas asuntos para el debate; así que sería bueno que  los candidatos y precandidatos dieran su opinión  también sobre la izquierda, la derecha y el centro, para  disipar la confusión ideológica que existe en esa cuestión.

En vista de que Durante  las campaña electorales  en Colombia  para elegir presidente,  se presenta la  discusión con  los diferentes partidos políticos, acerca  de lo que surgió en la Revolución Francesa hace   232 años sobre la izquierda, la derecha y el centro, en donde para unos tiene vigencia, mientras tanto otros afirman que es anacrónica y algunos consideramos que en las elecciones del 2022 la coyuntura se presenta entre la  democracia o  el  totalitarismo, porque el país puede caer en las fauces del comunismo, con candidatos que hacen parte de lo que llaman movimientos alternativos, pero que son miembros  del Foro de Sao Paulo, principal soporte internacional de las dictaduras comunistas venezolana, cubana y nicaragüense.

El sátrapa ruso  de Lenin rechazaba de alguna forma el termino izquierda, en su  texto titulado “la enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”, lo que demostraría que para el totalitarismo comunista las denominaciones izquierda y  derecha  no les preocupa y solo las usan como táctica de acuerdo a las condiciones para la toma del poder, por ello los demócratas no se pueden  dejar imponer las dicotomías del marxismo leninismo como son: izquierda o derecha, y  para darle cabida a la ambivalencia se habla de un centro.

La  confusión conceptual e ideológico de algunos pueblos latinoamericanos, lleva a echar en el mismo costal al sindicalismo, la izquierda y el  marxismo, claro que para el caso colombiano la situación es todavía más confusa, pues en los llamados grandes medios de comunicación hay  “líderes de opinión”, cuyo desconocimiento en la materia es total, con lo cual la falta de entendimiento no permite que estos temas se aproximen a la realidad.

 Al bodrio marxista no le podemos dar una ubicación especifica en el espectro político, debido a  que es un híbrido que se  viste de muchas maneras o se camufla   en organizaciones  democráticas, y asume un papel progresista  por  lo cual hay que reiterar que  el marxismo leninismo es una secta genocida y burocrática, cuyos miembros se creen predestinados para esclavizar a los demás seres humanos, porque sus dogmas  los llevan a un mesianismo  enfermizo, como si al igual que los profetas del Antiguo Testamento en la Biblia, tuvieran un señalamiento divino.

Siempre se ha dicho que a la izquierda  se  consideraba en la Revolución Francesa como una corriente que buscaba las transformaciones sociales y el cambio  de gobierno, luego el marxismo o comunismo totalitario que  siempre pretende  montar   camarillas eternas en la dirección  del Estado, de acuerdo a las enseñanzas de  esa revolución  no se puede ubicar  específicamente en la izquierda, por eso  hay que reiterar que el marxismo por su obcecación y superstición es anti-histórico y no tiene ni vigencia ni defensa y, lo único que le ha aportado a la tierra son grandes calamidades mediante la violencia.

Hay asuntos morales que se ventilan en la  mencionada  izquierda, como: el aborto, la eutanasia, el matrimonio gay, la adopción de niños  por parte de parejas homosexuales, etc; cuestiones  que si las  miramos desde el punto de vista del liberalismo clásico, se  deberían de tomar como  comportamientos individuales en una actitud frente a la vida que la sociedad y el Estado deben  de analizar, buscando no perjudicar a otros, ya que la libertad de la persona acaba en donde comienza la de los demás; haciendo énfasis en la responsabilidad  del individuo y de  la sociedad en su conjunto; luego la conducta personal  solo se restringe cuando afecta a otros, y el respeto y la tolerancia deben de ser premisas fundamentales para no agredir ni material ni moralmente al ciudadano.

Otra situación frente al comportamiento ético y moral del individuo es el marxismo cultural, diseñado  por la escuela de Frankfort a principios de  los años   veinte del siglo pasado del cual  como su  máximo exponente se puede considerar al comunista italiano Antonio Gramsci, quien enseñaba a  desordenar y lumpenizar a las masas para volverlas más dúctiles a  un  Estado totalitario, teniendo en la actualidad ejemplos patéticos como el caso del gobierno chavista en Venezuela en donde el aumento de la delincuencia y los homicidios propiciados por el régimen son monumentales; de la misma  manera  la “ primera  línea” en Colombia es un ensayo parecido al de Venezuela para que desde ya,  se amedrante a la ciudadanía, todo esto para que la población viva con miedo y en permanente zozobra,   debido a que se pretende evitar que las personas puedan llevar una vida ordenada y decente, dado que ello atenta en contra de la alienación marxista.

También la incompatibilidad entre sindicalismo y marxismo es  inocultable, sin  lugar a dudas, porque desde la aparición del engendro comunista totalitario, siempre este aspiró a tener el dominio de las organizaciones de los trabajadores, no para propiciar las reivindicaciones sociales y económicas de los obreros, sino para utilizarlos de masa de maniobra, buscando la toma del poder político para implementar una dictadura en donde a los primeros que  se atropella es a los trabajadores, por ello fue que se repudiaron las  tesis de Marx en la Primera y Segunda internacional de los trabajadores en el siglo XlX. Así  que el  destino del marxismo  igual que el nazismo, el fascismo y el apartheid debe de de ser el basurero de la historia, pues  por su carácter absolutista, cruel e inhumano no debe tener cabida  en  la civilidad.

Abstract
Además Gustavo Petro plantea que hay que  cambiar el régimen; entonces  surge  una pregunta ¿con cuál modelo? Pues de antemano se sabe que  no será  ninguno de los que está  dentro de   la democracia,