Una tributaria indeseable

Y esa discusión nunca se tiene. De entrada se asume que, como el déficit fiscal crece, es indispensable aumentar el recaudo tributario y nadie se pregunta si el gasto público tiene o no sentido y si es o no eficiente. 

Por eso el Gobierno se niega a reconocer que, en estricto sentido, no se necesitarían los 22 billones de pesos en que se ha ajustado la tributaria. Solo el sector petrolero y minero dejará este año 34 billones adicionales de ingresos para el Estado, a lo que hay que sumar el recaudo suplementario por el magnífico crecimiento de la economía hasta mediados de año y los agregados de la mucho más eficaz tarea de la DIAN contra la evasión. Pero si el presupuesto se aumenta en 55 billones de pesos adicionales… 

Para rematar, el Gobierno, que se ha negado una y otra vez a desglosar en qué se gastaría específicamente la gigantesca reforma tributaria que pretende, de lejos la más grande nuestra historia, acaba de decir, en boca del MinHacienda, que los recursos irán para “gasto social, temas ambientales, fomento de la pequeña empresa y los programas de paz”.

Más allá de la preocupante vaguedad sobre su destino, lo que sí queda claro es que los nuevos recursos no irán a cerrar el déficit fiscal sino a financiar más gasto. Muy al contrario, lo previsible es que, si se aprueba como salió de las comisiones económicas del Congreso, ahonde el problema en lugar de contribuir a resolverlo.

La reforma, además, no simplifica el sistema tributario, no contribuye a balancear las fuentes de ingreso sino, al revés, aumenta el ya excesivamente alto impuesto de renta de las sociedades, e impulsa los empresarios a sacar sus capitales y a cambiar su residencia fiscal. Y tiene un demoledor impacto negativo en materia de inversión y crecimiento pero que es aún peor en estas circunstancias que vivimos de incertidumbre internacional, aguda devaluación del peso, alta inflación y riesgo serio de recesión global.

No hay que olvidar que cualquier tributaria que castigue el crecimiento de la economía es indeseable. El crecimiento es el gran responsable de reducir la pobreza. Pues esta reforma no solo lo castiga sino que lo pasa al paredón. 

Abstract
No hay que olvidar que cualquier tributaria que castigue el crecimiento de la economía es indeseable. El crecimiento es el gran responsable de reducir la pobreza. Pues esta reforma no solo lo castiga sino que lo pasa al paredón.