Ante todo la verdad

Por: Jhon Jairo Armesto Tren

SERIE IX CONVENCIÓN NACIONAL LIBERAL

Este espacio de El Nodo Colombia será dedicado a la construcción de defensa de Bogotá y nuestros vecinos del área metropolitana.

Esta primera columna de la serie que irá hasta la celebración de la IX Convención del Partido Liberal Colombiano, está realizada para contribuir al esclarecimiento de muchas sombras que pese a haber perdido las elecciones el pasado 19 de junio, quieren regresar a enquistarse en las elecciones regionales de 2023, como la Bestia herida de muerte del mito apocalíptico bíblico. Está en juego la continuidad democrática en Colombia y que los ciudadanos recuperen la confianza en los partidos políticos, y es allí donde peligra la vocación de poder en territorios históricos para los liberales, entre ellos Bogotá y Santander.

“Nuestra miseria es todo lo que podemos hacer, nuestra grandeza está en lo que solo podemos recibir”

“Nada parece más desordenado, en la sociedad o en las artes, que el orden auténtico”.

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano (1913-1994)

He repetido durante años una máxima de mis mayores influencias para dedicarme al periodismo de opinión, a uno de los primeros escritores que tuve contacto en el tema periodístico junto a Daniel Samper Pizano y sus columnas del Postre de Notas de las viejas revistas Carrusel ochenteras o de principios de los años noventa presentes en mi casa. Este fue Lucas Caballero Calderón, Klim (1914-1981), quien fue hasta el último momento de su vida, un combatiente, un opositor de verdad, un baluarte de la ética profesional periodística y del liberalismo colombiano. Y pese a ello, a su naturaleza combativa que incluso hizo que un importante político lo retara a duelo por una columna en su contra, no estuviera de acuerdo con el uso de las columnas periodísticas para dirimir asuntos personales. No obstante, en cualquier caso, la justicia a veces pasa por defender la honra y dignidad propias.

Mi paso desastroso por la prensa del Comité de Bogotá de la campaña presidencial de Rodolfo Hernández fue la  “joya de la corona” de estos siete años de exilio y persecución laboral ha llegado a su culmen. Ha sido sin duda, el peor de los peores errores laborales, políticos y personales que he cometido en mi vida. Ser víctima de explotación y acoso laborales deberían ser apenas la cuota inicial de la Ley de la compensación de haber utilizado las palabras escritas de El Nodo Colombia y otros medios generosos, así como mis primeros  hijos sonoros,  Soacha Global 2022 en la radio independiente cundinamarquesa y Colombia Nueva News, el podcast ubicado en Spotify.

Pero sin duda, el descaro mayor ha sido el de los fanáticos ex rodolfistas, sobre todo con los grados de responsabilidad dentro de la campaña bogotana y cundinamarquesa. Esos quienes con un mesianismo digno en su irracionalidad al uribismo y al petrismo, y desde el discurso digital y físico defendieron los comportamientos vergonzosos, corruptos, incultos, machistas, clasistas, xenófobos e incoherentes del “ingeniero”...; ahora vienen a demostrar una superioridad moral que nadie les dio, y sobre todo, a practicar el deporte favorito de los colombianos promedio: hacerse la víctima. Definitivamente, Rodolfo Hernández no es solamente una demostración del postulado del sociólogo Fals Borda de la estafa social, sino el postulado de la Ley de Murphy de “todo tiende a empeorar”. Nadie tiene la capacidad para la hipocresía, y mentir mirando a los ojos que el círculo familiar y regional cercano a ese nefasto personaje.

En esta entrega, es sorprendente que el lugarteniente legal del fraude rodolfista, el abogado y ex candidato al Concejo de Bucaramanga Oscar Jahir Hernández, quien es conocido en el ámbito rodolfista como el causante de la ruptura de los vínculos regionales de la primera etapa de la campaña por la recolección de firmas por el movimiento Liga de Gobernantes Anticorrupción -que tiene suspendida su personería jurídica como partido debido a las investigaciones de malversación de fondos y fundación antidemocrática-. Y dicho sea de paso, conocido por su relación sentimental con una diputada conservadora de la Asamblea Departamental de Santander -con dos procesos disciplinarios por abandono de cargo y doble militancia-, lo que ha dado nexos que misteriosamente han desaparecido de internet sobre los nexos de desestímulo de listas propias al Congreso para vender avales “rodolfistas” en los cupos conservadores.

Además de lo anterior, es una persona con la que ningún líder rodolfista en Colombia no haya tenido problemas con su prepotencia, capacidad de calumniar, irrespeto a la prensa, arrogancia y agresividad. Quien escribe, en representación de este medio, en septiembre de 2021 renunció a la campaña debido a las acusaciones falsas en su contra de supuesto “espionaje” por parte de él a nombre supuestamente del ex concejal de Bogotá y dirigente liberal Jorge Caro, quien fue el fundador junto a su equipo de trabajo de la campaña rodolfista en la capital del país. Dicho sea de paso, que aunque estoy retirado de cualquier conexión política en este momento con dicho equipo, debo dejar en claro que su gestión fue perseguida de mala forma por parte de la influencia nefasta del señor Oscar Jahir, quien ahora posa ante la revista Semana y los medios nacionales -extrañamente desvinculada de la imagen del “viejito”, habiendo bloqueado cualquier denuncia o prueba real en su contra antes de la primera vuelta-, como un damnificado del clan familiar Hernández Oliveros, siendo alguien que debería responder junto a su ex jefe ante la justicia por muchas cosas irregulares, de las que tenía pleno conocimiento.

Desde aqui, y en ejercicio constitucional de la veeduría ciudadana, comenzaremos un trabajo ciudadano para investigar a fondo quiénes eran realmente los que engañaron, traicionaron y destruyeron el tejido institucional colombiano, aunque no lograron la Presidencia colombiana. Colombia necesita saber la verdad, y en palabras del ex alcalde de Medellín Federico Gutierrez, en Santander debe reinar la sensatez.

Liberales de Colombia: ¿Vamos a entregar otra vez la Gobernación de una región vital en nuestra historia a las aventuras de poder de un clan delincuencial, mafioso y perverso en vez de recuperarla de mano del legado histórico que representa Horacio José Serpa?

Abstract
En ejercicio constitucional de la veeduría ciudadana, comenzaremos un trabajo ciudadano para investigar a fondo quiénes eran realmente los que engañaron, traicionaron y destruyeron el tejido institucional colombiano, aunque no lograron la Presidencia col