Los medios públicos deben ser éticos

Debo utilizar este espacio dentro de mis deberes constitucionales como delegado de medios TICS de la Mesa de Comunicaciones Alternativas y Comunitarias de Bogotá D.C., pero antes que eso como un simple ciudadano y un periodista independiente que no se puede quedar callado frente a las injusticias, a los hechos dudosos y el irrespeto a la profesión. El caso de las graves denuncias de la periodista Cielo Reyes Hernandez frente a su salida de RTVC Noticias de Señal Colombia, sumadas a las torpes respuestas institucionales dadas por las directivas del Sistemas de Medios Públicos, que dado su actual éxito de rating debería ser el semillero perfecto para un periodismo democrático, social y de unir los talentos emergentes con la experiencia en la comunicación. Más que denuncia, debemos reflexionar que clase de sociedad somos y cómo nos comunicamos.

La personalidad no es un fin realizable, sino lo que resulta de un fin realizado”

“El pueblo no invade sino palacios previamente desertados”

“-¿Mis hermanos? Sí. -¿Mis iguales? No.

Porque los hay menores y los hay mayores”

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano. Cofundador de la Universidad de los Andes (1913-1994)

SALVAGUARDA LEGAL

El contenido de la siguiente columna está enmarcado en lo establecido textual y jurisprudencialmente en los artículos 20 y 73 de la Constitución Política de Colombia, y en el artículo 13 de la Ley 1909 de 2018 o Estatuto de la Oposición en lo referente al Gobierno Nacional.

DEDICATORIA ESPECIAL

A Cielo Reyes Hernández por su valentía, cultura y nobleza (orgullo para todos nosotros los tuyos).

A Ricardo Puentes Melo, antropólogo y periodista que por su valor y ética cumplirá desafortunadamente para la Patria una década en el exilio.

LA CRISIS DE RTVC NO VIENE DESDE AHORA

Pese al indignante caso de la persecución y despido injustificado de la periodista Cielo Reyes Hernández, a quien defiendo en esencia por ser un referente profesional, ético y hacer parte, honrosamente para mi persona de mi núcleo familiar paterno. Estoy completamente seguro por observaciones que he realizado en diferentes eventos, sobre todo de cultura y cine nacional de las jornadas, privilegios de algunos -curiosamente de personas que venían del duquismo y quedaron intactas- y las jornadas extremas, donde sin necesidad de estar en el medio, se ve que en la pantalla los reporteros y presentadores han rotado mucho en el tiempo que es más que la politización -los medios públicos surgieron para dar mensajes políticos, y en segunda medida institucionales y educativos a la población durante el auge privado tanto de la radio como de la televisión en la primera mitad del siglo XX-, sino el uso egocéntrico ni siquiera desde los gobiernos de turno, sino desde sus directivas, dejando de lado no solamente el camino de construir una identidad de país a través de sus medios, sino de olvidar el carácter público, más allá de lo institucional, sino del contacto real -no prefabricado- con la ciudadanía.

Hasta hace muy poco, los defensores de los medios públicos éramos una minoría compuesta de los que viven de ellos, los raritos que nos gusta su programación y los que buscamos que algún día se nos escuche ahí. La lógica de los títulos profesionales sobredimensionados, las élites discursivas y, también la ceguera de los técnicos, adicionalmente -en menor medida que en otros frentes de la Administración Pública- la intervención del Congreso oficialista del Gobierno de turno.

RTVC actual con un liderazgo fuerte tanto de Nórida Rodríguez (2022-2023) y actualmente de Hollman Morris (2023) que ha recapitalizado los recursos técnicos, aumentado las corresponsalías, aumentar los diales de las emisoras de paz producto del Acuerdo FARC-Santos (20 estaciones de radio en toda la nación, que son emisoras comunitarias pagadas por el Estado, pero que no son retroactivas a otros procesos de paz anteriores, donde también se necesita verdad y comunicación de las víctimas), que, indiscutiblemente ha forjado que los medios públicos tengan un índice de audiencias histórico y muy alto de manera permanente, y por diferentes contenidos generacionalmente segmentados por edades, regiones y niveles de participación política. En los períodos de Uribe (2002-2010), Santos (2010-2018) y Duque (2018-2022) las visitas a la televisión públicas fuera de la minoría que nos gusta se basaba en momentos coyunturales de esos gobiernos que van desde intervenciones en organismos internacionales, el Congreso, mostrar triunfos políticos que generaban opinión pública -dicho sea de paso ayudados por los medios del establecimiento- (que van desde los enfrentamientos a los líderes del socialismo del siglo XXI, pasando por la liberación de secuestrados y llegando al apaciguamiento frente a las FARC, pasando por el uso populista de artistas para someter a Colombia en una operación de falsa bandera para “liberar” otro país que “liberó” en nosotros un problema demográfico sin precedentes…y con la condena de la pandemia donde además del sensacionalismo, el discurso de miedo y las medidas restrictivas que arruinaron el comercio, vimos hasta 2021 el populismo y la politiquería más ramplona, que fue la semilla adicional de varias más evidentes que llevaron al progresismo al poder en 2022.

Y de paso, la ceguera de los partidos de las supuestas “derechas” que desechan la cultura, las artes y los medios de comunicación, son las simplemente culpables de que haya un dominio predeterminado de narrativas en el entorno cultural desde hace más de sesenta años.

GREMIOS QUE REPRESENTAN EGOS AUTORITARIOS

Nada más lejos de la realidad que la mayoría de gremios del país, más allá del periodismo o de otros sectores. La mayoría de gremios periodísticos, caen en manos de agendas políticas, personalismos y coyunturas para su manejo de plataforma. Pero su estado más degradante es establecer posturas de invisibilizar las denuncias o necesidades de los periodistas y comunicadores, dejar pasar por alto con dejos de impunidad o cumplimiento forzado de medidas judiciales frente a acusaciones y pruebas de acoso de naturaleza laboral o sexual. Y esos mismos gremios, a mediano plazo, por defensa reputacional se convierten en “invitados de piedra” frente a las injusticias.

El primer respondiente debe ser el medio de comunicación donde labora el periodista. Posteriormente el gremio. Pero la mayoría quedan ante el manto de duda de las denuncias mediáticas o en redes sociales, que no tiene la formalidad de un respaldo institucional acompañado con hechos concretos. Así pasa frente a las denuncias que la licenciada y comunicadora Cielo Reyes Hernandez hace a El Colombiano de Medellín frente al trato autoritario en RTVC Noticias, que ha tenido un fuerte eco en medios internacionales prestigiosos como Infobae y en el recinto del Concejo de Bogotá.

Las personas que se llenan la boca con discursos agresivos sobre feminismo, que se creen profesores de castellano y regañan por usar coloquialismos  (que atropellan el idioma con expresiones incorrectas e inexistentes como el “todos y todas” que a veces utilizo casi a la fuerza) les quiero hacer la siguiente pregunta: ¿No es acaso (además de una falta de tacto, profesionalismo e inteligencia corporativa) un acto de canallada y falta de ética permitir que un ensañamiento contra alguien que ha sido víctima no solamente de un abuso sexual acompañado de abuso económico por parte de un ex directivo del gremio más antiguo de periodistas del país, nada menos que del Círculo de Periodistas de Bogotá-CPB (organización a la que NUNCA VOY A PERTENECER, pese a que amo a Bogotá a pesar de sí misma), cuyo proceso judicial avanza lentamente -como la mayoría en este país- ante la Fiscalía General de la Nación y la Rama Judicial?

¿No es esto lo que se llama una “revictimización”?

¿EL AUTORITARISMO REPRESENTARÁ EL FIN DE LOS MEDIOS PÚBLICOS?

Existen varios problemas que se avecinan a la vuelta de la esquina para los medios públicos, más temprano que tarde.

Las derechas liberales que han dominado la política de nuestra región copian las modas de Europa y de Estados Unidos. El utilitarismo que devalúa como netos instrumentos o “pérdida de tiempo” la cultura, las artes, las humanidades y los medios de comunicación (excepto para la venta de productos y servicios y defensa de sus intereses). La naturaleza del adanismo (y onanismo mental) de la naturaleza caudillista presente en el inconsciente colectivo político latinoamericano, hace que por lo general, los proyectos, identidad corporativa y enfoque de comunicación anterior simplemente sean desechados. Eso quiere decir, que muy seguramente los influenciadores, periodistas y comunicadores que sirvieron a la Administración actual con virulencia, son los primeros que saldrán, además con un veto profesional y político.

Los vetos políticos profesionales existen en Colombia. Yo lo he vivido casi una década, Cielo lo vivió durante casi dos años. ¡Creanme, no es algo bonito ni que se le pueda desear a nadie!

Las purgas de medios tienen dos ejemplos concretos: la liquidación de Empresa Pública de Medios Públicos del Ecuador (Comunica EP) que comenzó por un decreto presidencial en 2020 y que tiene una prórroga hasta este año, acabando con la Radio Nacional de Ecuador -excesivamente politizada y promotora abierta de censura aplicada a medios televisivos y radiales durante el gobierno de Rafael Correa-; y más cercano a nosotros, el Canal Capital, señal de televisión pública de Bogotá, que cuando en octubre de 2015 triunfa Enrique Peñalosa en las elecciones regionales como Alcalde de Bogotá, a escasos dos meses de acabar el período, los logos referentes a “Bogotá Humana” o cualquier referencia a la alcaldía saliente de Gustavo Petro (2012-2016) se eliminó, provocando despidos anticipados de directivos, periodistas y operarios afines al progresismo.

¿Cuál es el interés de las derechas o el supuesto centro liberal y globalista por los medios públicos y su misionalidad? Ninguno, pero utilizarán e instrumentalizan su existencia, si pueden sacarle plata o colocar sus intereses masivos que no pueden defender en las cadenas privadas, dando un barniz de supuesta “pluralidad” (caso actual de Canal 1).

¿Cuál sería la solución? Generar una política pública que reglamente la funcionalidad, eficiencia de recursos económicos, defina perfiles y garantice la ejecución del pluralismo político real en los medios -sea mediante la reglamentación por Ley Ordinaria del artículo 13 del Estatuto de Oposición o volver al viejo esquema de asignación de noticieros a organizaciones sociales y políticas-. Esto significa que se genere empleo digno, destrezas puntuales y una verdadera escuela de nuevas caras en los medios, donde sea el talento, la pulcritud, la ética y la construcción de una verdadera cultura de paz, ética profesional y administración humana lo que impere en los medios públicos. No la edad, ni los títulos, ni los orígenes sociales.

¿Nos quedará grande tener unos medios públicos que internamente sean ejemplo de lo que se debe generar en la sociedad colombiana?

PUNTILLAS

  1. Una cosa buena que tiene el peronismo (que son pocas) es que discriminan, humillan y pisotean al que les cae mal o les interfiere (todo el comunismo en sus relaciones de comportamiento humano es así). Pero con sus cómplices los recursos públicos (que ellos no producen) están a disposición para ellos. Cosa que no pasa en las derechas. No hay universo más canibal, insolidario y egoísta que lo que ha sucedido en el uribismo-santismo-duquismo en veinte años de poder. Pudimos tener un tercer canal nacional abierto privado, tener locutores de planta que reivindiquen los valores nacionales de democracia, libertad y tradiciones nacionales. Entre ellos, el último director de RTVC en la Administración anterior, Álvaro García (2020-2022), creador de RTVC Noticias y actual Decano de Comunicaciones de la Universidad Sergio Arboleda. Los congresistas del Centro Democrático NUNCA hicieron nada para que los medios públicos fueran equitativos, para que se respetaran los derechos del periodismo independiente y los medios comunitarios. Muchos, ahora irán de campaña al Parlamento. Apoyaré a quien apoye desde ya el pedir en Canal 1 y RTVC Noticias la Franja Legal del Estatuto de la Oposición, no para los políticos con vitrina gratis, sino para las expresiones juveniles, religiosas y comunitarias no partidistas, pero si con derecho a realizar agendas, expresiones y argumentos de oposición con altura e igualdad de espacios y canales.
Abstract
¿Nos quedará grande tener unos medios públicos que internamente sean ejemplo de lo que se debe generar en la sociedad colombiana?