Por: Luis Guillermo Barreto Botero CEO Huella Logistica  Latam

Ecuador se enfrenta a una grave crisis desencadenada por la violencia asociada al narcotráfico, una problemática que ha cobrado cientos de vidas, provocado explosiones, motines carcelarios y confrontaciones entre bandas criminales. Ante esta situación, el presidente Daniel Noboa ha declarado al país en "conflicto armado interno" y ha impuesto el estado de excepción con el objetivo de restaurar el orden y la paz, considerando al narcotráfico como una forma de terrorismo.

La comunidad latinoamericana, representada por líderes como Iván Duque, Sebastián Piñera, Jair Bolsonaro, Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador, ha expresado su profunda preocupación y respaldo al presidente Noboa. No obstante, las posiciones de los líderes de izquierda y derecha revelan una división ideológica al abordar la gestión de esta crisis, aunque en su mayoría condenan la violencia asociada al narcotráfico.

Este artículo se propone analizar de manera objetiva la situación ecuatoriana como un ejemplo paradigmático de los desafíos que enfrenta América Latina debido al incremento en la producción, tráfico y consumo de drogas, factores que alimentan la corrupción, la violencia y debilitan las instituciones.

Es imperativo considerar el papel influyente de los cárteles mexicanos y colombianos en este escenario, ya que su presencia en Ecuador contribuye significativamente a la violencia del narcotráfico y el crimen organizado. Cárteles como el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación compiten por el control de las rutas de transporte de drogas, suministrando armas y recursos a las bandas locales. Por otro lado, las disidencias de las FARC y el ELN colombiano que operan en Ecuador se dedican al cultivo, procesamiento y envío de cocaína, generando conflictos en la frontera norte. Estos actores representan una amenaza clara para la seguridad y estabilidad del país, exigiendo una respuesta coordinada entre las naciones de la región.

En el análisis de riesgo político, es crucial destacar la división ideológica que permea la respuesta de los líderes latinoamericanos frente a esta crisis. Mientras algunos líderes de izquierda, como Evo Morales y Rafael Correa, acusan al gobierno de Noboa de utilizar el conflicto como pretexto para reprimir al pueblo y a la oposición, otros respaldan la decisión de declarar el estado de excepción como medida necesaria ante la creciente amenaza del narcotráfico.

En conclusión, la crisis de violencia ligada al narcotráfico en Ecuador pone de manifiesto los retos y complejidades que enfrenta la región. La lucha contra el narcotráfico no solo requiere acciones a nivel nacional, sino también una colaboración regional efectiva para hacer frente a cárteles transnacionales. La respuesta coordinada y el compromiso político son esenciales para restablecer la seguridad y estabilidad en Ecuador, así como para prevenir situaciones similares en la región en el futuro.