Tras los recientes comicios celebrados en Brasil, hay un mal común que comparten los países latinoamericanos y que indicen, poderosamente en el proceso normal de elecciones en una nación.
Las encuestadoras tienen algo en común en Colombia, Brasil y el resto de países de la región. Pero más allá de ello, los medios de comunicación replican las falsas cifras que promueven estos centros, convirtiéndose en una forma de corrupción electoral para determinar el ganador en determinada contienda.
Sucedió lo mismo con el falso plebiscito de Juan Manuel Santos en el 2016 y se replica con el proceso electoral del pasado 2 de octubre en Brasil.
La mayoría de medios de comunicación en el país replicaban desacertados porcentajes de las empresas encuestadoras, quienes daban por un alto margen ganador a Lula Da Silva, con cerca de un 60%, porcentaje que le permitía ganar en primera vuelta.
Las cifras finales, aunque ajustadas revelan lo que ya varios analistas han revelado.
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