Por: Jhon Jairo Armesto Tren
Durante la celebración del 6o. Congreso Internacional del GLP promovido por la Asociación Colombiana de GLP GASNOVA, que contó con grandes invitados especiales, y dentro de sus logros por la defensa de la industria del oil and gas, pero sobre todo por el GLP como un combustible seguro, limpio y asequible para las clases populares urbanas y rurales como lo ha sido durante más de cincuenta años supliendo la carencia de redes de gas natural, los altos costos y dificultad de la electricidad, y alejando definitivamente los combustibles peligrosos para la salud y la vida desde el nefasto Cocinol hasta la romanizada leña. Pero el GLP va más allá, siendo una alternativa de combustible para la movilidad de pasajeros, carga y transporte individual mucho más competitiva en precios, ayudando a cumplir tanto la homologación de precios de los combustibles fósiles -gasolina y próximamente el diesel- como a la generación de una transición energética limpia, transparente y realista a la infraestructura, necesidades sociales y cambios normativos necesarios para dinamizar el transporte y la economía popular y comunitaria. No obstante, el radicalismo ideológico de algunos sectores del Alto Gobierno, y el mismo sentido discursivo del Jefe del Estado y Gobierno contra la industria en general, no se compadece con un esfuerzo institucional de años entre sectores productivos, academia y reguladores técnicos desde lo público para dar las mejores opciones al desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza extrema.
Y es por esta razón, que durante la convocatoria y como producto de su desarrollo de agenda académica, GASNOVA ratifica esa defensa y compromiso, que no puede tener un componente más ético y lejano a cualquier interés utilitarista, sino que realmente de esto dependen decisiones fundamentales y trascendentales de la vida cotidiana del pueblo colombiano de base, de esas mayorías a las que pertenecemos y de las que los sectores que hoy en día tienen el Ejecutivo se dicen voceros, representantes y defensores (aunque con sus actos y palabras parece lo contrario).
Este argumento es defendido desde el liderazgo de la Asociación que representa el 76% de las empresas distribuidoras del Gas Licuado de Petróleo-GLP de cilindros principalmente en Colombia, y dicho liderazgo se ve desde su presidente el ex ministro de Minas Alejandro Martínez, quien durante el discurso de instalación del Congreso destacó la esencia popular y garantistas del GLP:
“Especial atención por parte del gobierno nacional merece el asunto de la desfinanciación que se viene presentando desde agosto a diciembre, de los subsidios al consumo al Gas LP (GLP en cilindros) en el presupuesto general de la nación del presente año, situación que se repite en el proyecto de presupuesto de 2025”
Y el dedo en la llaga con las representaciones técnicas de reguladores y asesores de despacho -cabe destacar la falta de presencia de autoridades de alto nivel del Gobierno Nacional, mensaje que no ha generado tranquilidad al sector, adicionalmente a los discursos incendiarios contra la industria proferidos en días recientes y de manera frecuente por el mismo Presidente de la República-, cuando se solicitó la continuidad de los subsidios al GLP para sectores vulnerables -principalmente rurales-, que ha sido en muchos casos en su suspensión asumidos por las mismas empresas, medida que es insostenibles por razones que no hace falta describir:
“Sin los subsidios, desafortunadamente estos usuarios se verán obligados a descender en la escalera energética, al dejar de utilizar un combustible de bajas emisiones como el Gas LP para usar uno altamente contaminante como la leña”, alertó el dirigente gremial, quien recordó que el uso de la leña y otros energéticos contaminantes son perjudiciales para la salud, lo cual representa un serio desafío social para el actual gobierno”.
El Gobierno Nacional, no se encuentra bien informado y no actúa con justicia sin sectarismo ni prejuicios ideológicos que parten de la desinformación no científica -igual que los antivacunas-, siendo ciegos a la realidad de que el mejor amigo de los compromisos ambientales y sociales del progresismo es precisamente la industria de oil and gas , en especial el GLP, el más popular, incluyente y comunitario de los energéticos. En palabras de la Senadora Paloma Valencia, que ha llevado al Congreso el Proyecto de Ley de la Política Pública de Eliminación del Uso de la Leña -que resuelve simultáneamente la deforestación, el comercio ilegal de maderas y las afectaciones a la salud pública de las comunidades- iniciativa técnica de GASNOVA:
“En Colombia se estima que por el uso de leña anualmente se enferman 341 mil niños y 453 mil mujeres. Por eso radiqué un proyecto de Ley para ampliar el subsidio a los cilindros de gas (GLP).
Este beneficiaría estratos 1 y 2 en departamentos donde más del 9% de la población utiliza leña para cocinar y es técnicamente viable”.
Pero en lo que más se evidencia esa propiedad, es en que, dentro de los expertos y gremios del sector, se apoyan las medidas de superar el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles del que fue retirada en 2022 la gasolina corriente y se anuncia el incremento gradual del diesel, que si bien será una medida impopular y que hay que estudiar con cuidado su impacto en la economía cotidiana, se está de acuerdo, porque se genera un verdadero equilibrio de mercado, fomento de fuentes energéticas renovables y de inclusión financiera (y que si estuviéramos en un país civilizado, habría responsabilidades fiscales y penales de dignatarios y responsables administrativos de anteriores gobiernos). Por esto concluye el dirigente gremial Martínez en su discurso inaugural:
“Así las cosas, el GLP es el llamado a apoyar decididamente la situación energética antes descrita, teniendo en cuenta que es el único combustible en el país, cuyo precio de suministro -si bien no es el de paridad importación- siempre ha estado indexado a indicadores internacionales y ha tenido que operar bajo variaciones mensuales del mismo. esto significa que es el combustible que más cerca está de la situación real que debe afrontar el país y que aún teniendo que completar oferta con GLP importado, está preparado para contribuir al manejo de la situación deficitaria de gas natural y a la sustitución de combustibles automotor y náutico, como gasolina y diésel, al poder competir con los precios que estos tendrán sin subsidios.
El país se verá abocado a asumir una situación de incremento en los precios de sus energéticos, al tener que ser abastecido con productos importados y esa no es precisamente la condición más deseable.
No obstante, ante la dificultad para asegurar el abastecimiento y la continuidad en el suministro de gas natural y los altos precios de la gasolina y el diésel, es importante que en la nueva canasta energética que el gobierno nacional tiene actualmente en construcción, se considere de manera especial la contribución del GLP, incrementando su producción nacional, priorizando las inversiones requeridas para el manejo interno de las importaciones que se requieran y teniendo en cuenta las ventajas que tiene frente al gas natural para materializar importaciones”.
¿Será que es muy difícil que en cualquier escenario, el GLP sea la mejor alternativa para la transición energética del país con equidad, realismo, sostenibilidad y soberanía? ¿Se puede mencionar el desarrollo de la Economía Popular y Comunitaria a la que se le está impulsando con soluciones ambientales energéticas solares y eólicas sin el GLP? Ojalá el diálogo, la sensatez y la sociología primen sobre la ceguera ideológica…