Rafael Nieto Navia (1936-2024): un defensor del Derecho, la Dignidad Humana y el patriotismo

Por: Jhon Jairo Armesto Tren

Este informe especial, proviene no de una disertación académica de los libros o columnas del gran jurista javeriano, sino de las observaciones del comportamiento humano, complejidades y dinámica social que estuvo presente el pasado 6 de diciembre en la Capilla del Gimnasio Moderno conmemorando la vida y descanso de un pionero que a través de ser un pionero del estudio del Derecho Internacional y la defensa de los Derechos Humanos dio a través de su  ejemplo de principios, coherencia, incorruptibilidad y amor familiar genuino una lección fundamental de gran actualidad de todas las que dio como juez, jurista y maestro en la Pontificia Universidad Javeriana: que la construcción de paz y la defensa de la Seguridad y Defensa de una Nación (más allá del sentido militarista de dichas acepciones) no son conceptos ni disciplinas incompatibles, y que por el contrario, las personas que dedican su vida al servicio público desde dichos ámbitos deben estar en continuo aprendizaje de la humanidad de ambos. Una introspección íntima y personal de su legado.

“La continuidad de Occidente se quebró desde que el libro viejo dejó de contener enseñanzas para volverse documento”

“Quien tenga curiosidad de medir su estupidez, que cuente el número de cosas que le parecen obvias”

“Nuestra miseria es todo lo que podemos hacer, nuestra grandeza está en lo que sólo podemos recibir”

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano. Cofundador de la Universidad de los Andes (1913-1994)

Si Colombia tuviera veinte o treinta Rafaeles Nieto Navia, sería suficiente para renacer la esperanza en la sociedad”

Rafael Nieto Loaiza, ex viceministro del Interior y Justicia, durante las exequias del doctor Rafael Nieto Navia en el Gimnasio Moderno de Bogotá (6 de diciembre de 2024)

UN REENCUENTRO Y UNA INTROSPECCIÓN CRÍTICA

Volver al Gimnasio Moderno, más precisamente a su Capilla, donde al lado de su construcción yacen los cuerpos de su fundador Agustín Nieto Caballero (1889-1975) y su esposa Adelina Cano Villegas (De Nieto Caballero como era costumbre hasta los años ochenta) (1894-1977) fue un hecho revelador. Fue posible y hubiera sido poco probable que se hubiese realizado ese reencuentro con lo esencial si no hubiese sido por ese inesperado y fatal insuceso del fallecimiento del gran jurista Rafael Nieto Navia.

Nuestra sociedad que está basada en pirámides de mentiras, en la mitomanía colectiva, decir la verdad es visto como la mayor osadía, por eso no trabajo con ciertos comunicadores digitales de las derechas, porque ellos siguen pautas de corrección, temor reverencial e intereses que simplemente no quiero aceptar ni discutir. Y esa sociedad, como gran parte de sus problemas provienen de sus sociedades tradicionales, en especial de aquellos que han tenido dominio durante generaciones e incluso siglos de los asuntos de una comunidad.

En la rebeldía, que es vista por parte de las familias como un defecto, como algo “malo”, es el sello distintivo y el factor fundamental de los seres humanos para realizar un acto natural dentro de la razón, lo que realmente nos separa del resto de los animales que no es la racionalidad, ni la religiosidad, sino la capacidad de tomar decisiones avanzadas más allá de la percepción organoléptica de los sentidos y el instinto de supervivencia de intuición y deducción. Como diría Mario Opazo: “el ser humano está condenado a ser libre, esencialmente a la toma de decisiones”. La correcta forma de tomar decisiones es la ética, que el autor Opazo define como la capacidad de los seres humanos de tomar “decisiones prudentes y moralmente justas”.

Rafael Nieto Navia, no vivía para un espectáculo farisaico de ostentación de pose conservadora (crítica que realiza de manera descarnada el filósofo bogotano Nicolás Ordoñez Reyes), vivía sus valores en un valioso silenciosamente como un buen lema publicitario que alguna vez ví, que define la ética profesional en general: “trabajar en privado para servir al público”. Rafael Nieto Navia, era la ética y la honradez hecha persona.

El Gimnasio Moderno fue, como lo ha sido su Capilla el último encuentro público de las personas ilustres desde el ritual católico con sus seres queridos, y fue en él, donde en 2008, antes de graduarme del Colegio, donde afirmé con un juramento ante los ya mencionados sepulcros del fundador Nieto Caballero y su esposa, de nunca abandonar mi vocación con la filosofía ni dejar de apoyar las causas de necesidad de comunidades con lo poco o lo mucho que tuviera a mi alcance. Pasaron dieciséis años para ese retorno, a ese lugar, después de haberme presentado por tercera vez a estudios de Licenciatura en Filosofía para aplicar a por fin trabajar por mi vocación real, es simplemente un camino lógico que toman las almas grandes guiando a quienes tienen idea de sus huellas. No en vano se dice que los libros buenos no se buscan, ellos buscan a las personas.

“QUÉ MAL DÍA PARA SER ATEO”

Estuve fuera de la Capilla por estar llena debido a que llegué empezada la Misa. Al dejar por voluntad propia de ser católico practicante desde julio de 2022, me es incómodo cualquier sermón o ceremonia, y esta es la tercera ocasión en dos años que pongo pie en una iglesia católica, y la segunda por unas honras fúnebres. No obstante, la unión de personas buenas creyentes y amigas de la familia Nieto hace pensar que estar por fuera de su espíritu alejaba un poco del sentimiento y de la emotividad de la persona fallecida y su entorno.

Con Rafael Nieto Navia se va una generación que no fue perfecta, que tuvo taras y errores propios de su tiempo que nos heredó permanentemente cosas malas pero también positivas. La crisis civilizatoria -de la que hacen parte los que la denuncian con alegría contra el mundo anglosajón o Europa, sin saber que están dentro de la masa que va al abismo- nos va a afectar cada vez más en unas sociedades donde la vida humana, la niñez y la dignidad humana en general no valen nada; donde al promover aceleradamente el odio al género masculino y la masculinidad esencial, sumado a la destrucción del modelo nuclear de familia y la humanización de los animales (y la deshumanización y cosificación de las personas) nos van a llevar a la debacle y desaparición de la historia y tal vez del planeta.

La crisis de valores no es un asunto religioso, ni la crisis civilizatoria es un asunto de partidismo político (aunque están plenamente identificados quienes quieren el fin de todo). Por eso, más que el incienso y las palabras de un obispo, y los modos de la tonsura sobre las personas presentes (blancas, norteñas y privilegiadas) adorando a un dios ausente y presente en los males de esa Civilización, crisol de traumas y esencias que somos los hispanoamericanos -y del que hacemos partes todos, en esencia a esa mezcolanza. Aquí no hay purezas de ningún tipo ni por el lado indígena, ni africano, ni europeo ni árabe-, y ese miedo, sumado a los temores naturales a la soledad, la muerte o el no dejar legado, el no cumplir los sueños, sumados colectivamente en las pirámides o estructuras de las clases sociales, nos convierten en suma en sociedades con fallas, muchas fallas, donde entender que la Dignidad Humana es esencial, que ella da la pauta a unos Derechos y Deberes, y que es el Derecho el que da justicia al funcionamiento de la vida colectiva, es lo que defendió con su vida como jurista Rafael Nieto Navia.

LEGANDO UNA TRADICIÓN

El mejor homenaje a los genios incomprendidos, a los hacedores de Patria, es rescatar para las futuras generaciones su vida, su obra e interpretar, ese texto implícito -en el modo de Gómez Dávila, Cioran o Nietzsche-, que tiene lo que escribimos y aportamos en nuestro ámbito laboral, desde la investigación independiente rescatar el legado de las columnas de El Nuevo Siglo, sus libros y lecciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Javeriana.

Rafael Nieto Navia dejó una huella, que esperamos poder preservar muchos años más a través del verdadero rescate de su memoria histórica, la de una Nación que está ad portas de diluirse…si lo permitimos….

Paz y condolencias a sus familiares, amigos y alumnos.

Abstract
Rafael Nieto Navia, no vivía para un espectáculo farisaico de ostentación de pose conservadora (crítica que realiza de manera descarnada el filósofo bogotano Nicolás Ordoñez Reyes)