Un Producto Interno Bruto estable y que ha mantenido su crecimiento promedio en el 3% promovido hace varios años, con problemáticas de desigualdad evidenciadas más allá que en el adornado Coeficiente de GINI, en el ingreso Per Capita que se ha visto disminuido; y además un diciembre que comienza con el último día sin IVA, con el riesgo de la variante Omicrón en Estados Unidos y la moneda más devaluada de América Latina. ¿Cómo nos afecta y en que podemos solucionar desde el emprendimiento?
Muchas veces nos vemos limitados o temerosos ante las malas noticias o ante las coyunturas difíciles. No existe un ejemplo más claro para cualquiera de nosotros que la Pandemia, pero sin duda las coyunturas económicas internas y externas acrecentan las dificultades de tiempo que tienen los mercados para su recuperación a niveles anteriores a la misma.
El precio del dólar americano en Colombia supera la barrera de los cuatro mil pesos ($4000) esta semana, lo que ha llenado de preocupación a los mercados que trabajan con insumos o bienes terminados importados, debido al inevitable aumento de costos, generando hasta reacciones airadas contra medidas del Gobierno Nacional como el Día Sin IVA (En Colombia es del 19%) entre otras.
Y siempre se nos presenta en las discusiones familiares o de amigos los clásicos argumentos: “eso es bueno para los que reciben plata del exterior” (En 2019 llegaron a Colombia USS$6779 millones de dólares en remesas del exterior) “…pero muy malo para el que exporta” (En 2020 Colombia exporta 31.007 millones de dólares, 8 puntos menos que 2019 y 10 menos que en 2018).
Las cifras anteriores hacen ver que no existe una relación natural, ya que, si bien existen dinámicas de alzas y bajas abruptas en los mercados siempre por diferentes razones, al menos en los mercados de alimentos y medicamentos, dicho consumo por razones vitales es impostergable, al igual que ropa, calzado, servicios públicos (incluyendo el acceso a internet hogar y datos móviles) y transporte.
Pero, entonces, ¿Cuál es el problema real? El problema radica en no comprender que se debe trabajar desde el emprendimiento privado y desde los estímulos al mismo desde el Estado (Gobierno Nacional y gobiernos regionales), realizar un crecimiento exponencial y sostenible del ingreso de renta Per Cápita de los ciudadanos en dichos emprendimientos, una vez se hayan surtido todos los filtros técnicos, administrativo y de curaduría, donde, sin ninguna duda las instituciones educativas como el SENA o las universidades públicas y privadas al tener el know how de dichas herramientas que ahora, en la educación de la Nueva Realidad precisa de la concreción, efectividad y aporte del lenguaje de los negocios, que es transversal a todas las áreas del conocimiento y que sin duda puede generar mayores oportunidades que no había en el tiempo reciente para los emprendedores nuevos y experiencia en nuestros mercados.
¿Qué se precisa para dichas herramientas? Lo explicaremos en la próxima columna